Durante la cuarentena, ¿qué podemos hacer?

 

 

Durante este periodo de cuarentena una de los propósitos principales que tenemos los psicólogos, es ayudar a las personas a la buena adaptación que todos debemos hacer ante esta nueva situación, y a procesar lo mejor posible esta experiencia tan nueva para todos, de manera que no aparezcan futuras posibles secuelas. Así que aquí os dejo mi pequeña aportación para estos días, espero os sea de utilidad.

Algunos consejos:

  1. Es normal en estos días sentir ciertas emociones como miedo, tristeza o quizás notarnos más irascibles. Sed el observador de vuestras emociones y sensaciones. Acompañadlas y dejadlas salir. Ellas vienen y van y necesitan salir. Nuestro cerebro está haciendo un esfuerzo por procesar esta experiencia y adaptarse a ella.
  2. Para ayudar a nuestros sistema natural de procesamiento de experiencias que todos tenemos, os recomiendo escribir acerca de lo que estáis viviendo cada uno en su situación particular. Con la narrativa (descripción de lo que estamos viviendo y sintiendo con detalle) ayudamos a nuestro cerebro a poner en orden lo que estamos viviendo y poder poco a poco ir integrando la experiencia.
  3. Como ya habréis escuchado, mantener unas rutinas nos ayudan a nuestro equilibrio mental y físico, como el ejercicio físico, la lectura, una buena alimentación, seguir en contacto con nuestras personas queridas ( evitando aislarnos) o dosificar la información (elegir momento del día para informarnos, siempre de fuentes fiables y centrarse también en la noticias positivas).
  4. Practicar a diario relajación para disminuir síntomas de activación, ya sean estos en forma de sensaciones físicas o de pensamientos en bucle negativos. Trabajando nuestra respiración conseguiremos una sensación de calma y de seguridad interna, obteniendo más claridad y objetividad en nuestra manera de percibir y actuar. Para ello podéis seguir los siguientes pasos:
    1. Poneos  en una postura cómoda (mejor sentados), elegid una zona de la casa y momento tranquilo, a solas. Podéis acompañaros de una música relajante.
    2. Poned una mano en el ombligo e inspirad por la nariz en dos tiempos y soltad en cuatro, intentando que el aire llegue a la zona del ombligo, moviendo nuestra mano. Repetid varias veces esta respiración, durante aproximadamente un minuto.
    3. Parad y observad vuestro cuerpo y vuestras sensaciones. Notad las diferencias.
    4. Si la sensación es buena, de mayor tranquilidad, por pequeña que sea (si no, continuad con otra serie más de respiraciones), podéis hacer un pequeño tapping colocando las manos sobre los hombros con los brazos cruzados (abrazo de la mariposa), de modo que los dedos de la mano derecha queden sobre el hombro izquierdo y viceversa. Alterna suaves golpecitos derecha izquierda con las yemas de los dedos, como hacemos en terapia, para grabar más la sensación de relajación.
    5. A continuación, realizad otra serie de respiraciones, esta vez cogiendo en tres y soltando en seis.
    6. Y volvemos al punto C y D. Es importante que después de cada tanda de respiraciones  observéis los cambios físicos y emocionales.
    7. Tras algunas tandas, si habéis conseguido una sensación de calma más profunda, conectad con la sensación corporal, en qué parte del cuerpo sentís eso, sed conscientes y dejad que venga una palabra. Algunos ejemplos de palabras que pueden venir son calma, paz o tranquilidad (dejad que venga la vuestra en particular). Y conectando la sensación con el cuerpo y la palabra, de nuevo, haced otro pequeño tapping de unos 15 segundos.
  5. Por último, al final del día es importante recordad pensar en al menos dos cosas por las que dais gracias.

Si estas recomendaciones no fueran suficientes, bien porque la activación mental, emocional o física no bajase, o bien porque la situación personal que  uno esté viviendo esté siendo muy estresante, no esperéis.  Os recuerdo que los psicólogos estamos disponibles online, para realizar algunas sesiones donde poder ayudaros. 

En estos momentos  cuidar de nosotros, es la mejor forma de cuidar de los demás. 

¡Un fuerte abrazo!.

Cristina Halffter Azcoiti.                         Psicóloga especialidad Clínica.              Terapeuta EMDR

Contacto Whatsapp: 649470124

 

 

 

Experiencias Personales – «C». Mujer, 18 años.

Recuerdo el día que llegó mi madre a casa y me dijo que mis profesores le habían recomendado que me llevaran a un psicólogo. Recuerdo cada pensamiento negativo que me vino a la mente acerca de mis profesores, de mi madre y sobre todo, de mí. En teoría el principal motivo de ir a una psicoterapia fue porque: “eres demasiado introvertida y tienes que valorarte más”.

A medida que fueron avanzando las sesiones con Cristina, te vas dando cuenta de que esos “problemas” que inicialmente resultaron ser “problemas” pueden ser incluso virtudes y empiezas a tratar temas que nunca pensaste que te podían estar afectando.

Hubo un día, en el que me dijo que íbamos a hacer un ejercicio que se llama EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing). He de decir, que al principio pensaba que no servía para nada el hecho de estar mirando de un lado para otro o el coger un aparato que iba alternando las vibraciones en las manos. Pero con la práctica y la confianza en ese ejercicio, mi mente empezó a relajarse y a dejar venir los pensamientos e imágenes que tuvieran que venir. De empezar la sesión con un pensamiento negativo, la acababas con un pensamiento totalmente diferente y positivo. Además, te vas dando cuenta de los efectos a nivel fisiológico y social que tiene como el dormir mejor, menos sensación de ahogo y agobio y las situaciones que antes veías como imposibles, se van convirtiendo en objetivos alcanzables.

La conclusión a la que llegué es que el EMDR es como un chivato y te saca todo lo que tienes dentro. A veces son lágrimas, otras miedos pero todo acaba desembocando en sensaciones buenas.

He llegado a valorarme, a quererme y a conocerme, se lo que quiero en mi vida y lo que no, conozco las situaciones que me dan miedo pero tengo mis medios para superarlos. Solo se necesitan ganas y esfuerzo.

«8 consejos para dar el paso a la guardería»

guarderíaPara ambos padres, el momento de tomar la decisión de cuándo llevar a su hijo a la guardería es muy importante. En función del tipo de trabajo y horarios que se tengan al reincorporarse a la vida laboral y en función de las ayudas familiares y recursos económicos de los que se disponga, se determinará a qué edad, cuántas horas y qué tipo de centro infantil podrá ir el pequeño, condicionantes todos ellos de cómo vivirán madre e hijo ese primer momento de separación entre ambos.

Una duda muy frecuente que suele surgir entre los padres es, qué opción es la mejor para nuestros hijos. La realidad es que todo dependerá de las posibilidades que cada familia tenga, siendo toda opción buena, mientras este proceso se viva con naturalidad y la menor angustia posible.

Existen centros infantiles donde realizan un proceso de adaptación durante algunos días, variando la forma de hacerlo de unos a otros. Aún así éstos son algunos consejos que en cualquier caso os ayudarán a reducir la ansiedad que este proceso suele conllevar, tanto en las madres como en los niños:

«El juego del escondite»

Alrededor de los ocho meses y de nuevo más tarde entorno al año, es normal que el niño experimente angustia cuando la madre desaparece de su campo de visión, pues no es aún consciente de que va a volverla a ver. Para que el pequeño pueda acostumbrarse y aprender que siempre reaparece su madre, es positivo convertirlo en un juego. Empezando por el «cucu tras» y posteriormente escondiéndose tras una puerta, una cortina o similar. Es decir, jugar a desaparecer y reaparecer.

«Comenzar de menos a más»

Para ayudar a que el pequeño se acostumbre a su nuevo espacio, es recomendable comenzar dejándole primero un tiempo corto, en la medida de lo que se pueda, e ir aumentándolo en los días sucesivos

«Siempre cara sonriente»

Es necesario para el niño, que la expresión de la madre o la persona que le lleve a la guardería, sea una expresión alegre y tranquila, para darle seguridad. Los niños no saben regular aún sus emociones, y lo hacen en función de la expresión del adulto.

«Hablarle del centro, de los niños, y las actividades divertidas que allí hará»

Los niños nacen con un instinto innato a la realización, aprendizaje y superación, por tanto llegados a un punto, ellos mismos pedirán estar e interactuar con niños y con todos los estímulos que un centro infantil les puede aportar.

«Recuerdos anticipatorios»

Para que el niño no extrañe el lugar y se familiarice, es aconsejable antes de el primer día, pasear por la calle del centro que se ha escogido, pasar por la puerta, que lo vea y señalárselo. Si durante la primera visita el centro lo permiten, se pueden sacar algunas fotos de los niños jugando, de las instalaciones, de la cara de la educadora, y durante un tiempo previo al comienzo de la guardería, enseñárselas como un juego siempre con alegría y entusiasmo.

«Tener en cuenta qué siente»

Las reacciones emocionales de los niños son muy diversas. Reacciones de rabia, de tristeza, de curiosidad, alegría o de inquietud, son todas reacciones que el niño podrá experimentar durante el proceso de adaptación, hasta que sienta ese lugar como algo más que forma parte de su vida y que le da seguridad. Es importante preguntar a los educadores para ser informados de cómo vive el proceso y así poder contener y dar seguridad al niño mostrándole compresión, reconociéndole sus emociones y sus necesidades.

«En casa: tiempo de calidad y rutinas»

Con la reincorporación al trabajo y el comienzo de la guardería, tanto la madre como el hijo se irán acostumbrando a no pasar todo el tiempo juntos. Lo más importante es que en esta nueva fase, el niño siga obteniendo la sensación de seguridad que los padres le pueden dar. Para ello que ambos padres puedan  mantener un tiempo especial  de calidad (más importante que la cantidad) de juego y atención con el niño al volver del trabajo y seguir unas rutinas en casa diariamente, harán que el niño se sienta seguro y protegido. Por ejemplo la hora del baño y de la cena,  leer un cuento antes de dormirse, o el vaso de lecha antes de acostarse son rutinas que crean sensación de seguridad, cuidado y protección.

«El parque»

Por último, el parque es un perfecto lugar para que los niños se diviertan y disfruten practicando todas aquellas destrezas motoras que poco a poco van adquiriendo, desde el gateo, sus primeros pasos, o destrezas más finas como el manejo de la pala en el arenero. Además llevarles al parque les pondrá en contacto, es posible por primera vez, con otros niños con los que podrán interactuar si se lo facilitamos, así poco a poco se irán acostumbrando y motivando por tener este contacto que podrán experimentar también cuando comiencen a ir a la guardería.

En caso de que el pequeño no vaya a la guardería, estos consejos son igualmente válidos para la incorporación del niño al colegio a los tres años y se pueden poner en práctica ya desde los pocos meses de edad.


 

Cristina Halffter Azcoiti

Psicóloga Sanitaria

Col. M-18114