Para ambos padres, el momento de tomar la decisión de cuándo llevar a su hijo a la guardería es muy importante. En función del tipo de trabajo y horarios que se tengan al reincorporarse a la vida laboral y en función de las ayudas familiares y recursos económicos de los que se disponga, se determinará a qué edad, cuántas horas y qué tipo de centro infantil podrá ir el pequeño, condicionantes todos ellos de cómo vivirán madre e hijo ese primer momento de separación entre ambos.
Una duda muy frecuente que suele surgir entre los padres es, qué opción es la mejor para nuestros hijos. La realidad es que todo dependerá de las posibilidades que cada familia tenga, siendo toda opción buena, mientras este proceso se viva con naturalidad y la menor angustia posible.
Existen centros infantiles donde realizan un proceso de adaptación durante algunos días, variando la forma de hacerlo de unos a otros. Aún así éstos son algunos consejos que en cualquier caso os ayudarán a reducir la ansiedad que este proceso suele conllevar, tanto en las madres como en los niños:
«El juego del escondite»
Alrededor de los ocho meses y de nuevo más tarde entorno al año, es normal que el niño experimente angustia cuando la madre desaparece de su campo de visión, pues no es aún consciente de que va a volverla a ver. Para que el pequeño pueda acostumbrarse y aprender que siempre reaparece su madre, es positivo convertirlo en un juego. Empezando por el «cucu tras» y posteriormente escondiéndose tras una puerta, una cortina o similar. Es decir, jugar a desaparecer y reaparecer.
«Comenzar de menos a más»
Para ayudar a que el pequeño se acostumbre a su nuevo espacio, es recomendable comenzar dejándole primero un tiempo corto, en la medida de lo que se pueda, e ir aumentándolo en los días sucesivos
«Siempre cara sonriente»
Es necesario para el niño, que la expresión de la madre o la persona que le lleve a la guardería, sea una expresión alegre y tranquila, para darle seguridad. Los niños no saben regular aún sus emociones, y lo hacen en función de la expresión del adulto.
«Hablarle del centro, de los niños, y las actividades divertidas que allí hará»
Los niños nacen con un instinto innato a la realización, aprendizaje y superación, por tanto llegados a un punto, ellos mismos pedirán estar e interactuar con niños y con todos los estímulos que un centro infantil les puede aportar.
«Recuerdos anticipatorios»
Para que el niño no extrañe el lugar y se familiarice, es aconsejable antes de el primer día, pasear por la calle del centro que se ha escogido, pasar por la puerta, que lo vea y señalárselo. Si durante la primera visita el centro lo permiten, se pueden sacar algunas fotos de los niños jugando, de las instalaciones, de la cara de la educadora, y durante un tiempo previo al comienzo de la guardería, enseñárselas como un juego siempre con alegría y entusiasmo.
«Tener en cuenta qué siente»
Las reacciones emocionales de los niños son muy diversas. Reacciones de rabia, de tristeza, de curiosidad, alegría o de inquietud, son todas reacciones que el niño podrá experimentar durante el proceso de adaptación, hasta que sienta ese lugar como algo más que forma parte de su vida y que le da seguridad. Es importante preguntar a los educadores para ser informados de cómo vive el proceso y así poder contener y dar seguridad al niño mostrándole compresión, reconociéndole sus emociones y sus necesidades.
«En casa: tiempo de calidad y rutinas»
Con la reincorporación al trabajo y el comienzo de la guardería, tanto la madre como el hijo se irán acostumbrando a no pasar todo el tiempo juntos. Lo más importante es que en esta nueva fase, el niño siga obteniendo la sensación de seguridad que los padres le pueden dar. Para ello que ambos padres puedan mantener un tiempo especial de calidad (más importante que la cantidad) de juego y atención con el niño al volver del trabajo y seguir unas rutinas en casa diariamente, harán que el niño se sienta seguro y protegido. Por ejemplo la hora del baño y de la cena, leer un cuento antes de dormirse, o el vaso de lecha antes de acostarse son rutinas que crean sensación de seguridad, cuidado y protección.
«El parque»
Por último, el parque es un perfecto lugar para que los niños se diviertan y disfruten practicando todas aquellas destrezas motoras que poco a poco van adquiriendo, desde el gateo, sus primeros pasos, o destrezas más finas como el manejo de la pala en el arenero. Además llevarles al parque les pondrá en contacto, es posible por primera vez, con otros niños con los que podrán interactuar si se lo facilitamos, así poco a poco se irán acostumbrando y motivando por tener este contacto que podrán experimentar también cuando comiencen a ir a la guardería.
En caso de que el pequeño no vaya a la guardería, estos consejos son igualmente válidos para la incorporación del niño al colegio a los tres años y se pueden poner en práctica ya desde los pocos meses de edad.
Cristina Halffter Azcoiti
Psicóloga Sanitaria
Col. M-18114